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Cáncer del Hígado

Masculino de 53 años de edad, admitido en urgencias por ictericia, intensa pérdida ponderal, dolor en hipocondrio derecho y ascitis.

Antecedentes de interés: Su Padre falleció por un cáncer gástrico.  Una Hermana falleció por cáncer de mama. No antecedentes de enfermedades crónico-degenerativas. Historia de alcoholismo intenso durante 35 años hasta tres meses  previos a su internamiento.

Padecimiento actual: Aproximadamente quince meses de evolución, caracterizado al inicio por ictericia de conjuntivas que después se generalizó, hipocolia y coluria, despeños diarreicos frecuentes, dolor difuso abdominal y malestar epigástrico que le provoca náuseas y vómito frecuente; fiebre ocasional, anorexia, edema de extremidades inferiores ascendente y aumento del perímetro abdominal. Estima una perdida ponderal de aproximadamente 35 Kg en los últimas cuatro meses.

cáncer del hígado

 

 

 

De la exploración física resaltó: Individuo emaciado, Peso 41 Kg, Talla 165 cm, ictericia discreta de conjuntivas y tegumentos; abdomen voluminoso a expensas de ascitis con red venosa colateral, no doloroso a la palpación; no se palpa hepatomegalia ni esplenomegalia, edema pretibial ++.

 

 

 

 

 

Laboratorio: Leucocitosis discreta, hemoglobina de 10 gr, 59000 plaquetas, tiempo de protrombina con actividad de 52%. Las pruebas de función hepática mostraron proteínas totales de 6.3gr, bilirrubina total de 5 mg/100ml, bilirrubina directa 4mg/100 ml, bilirrubina indirecta 1 mg/100 ml; aminotransferasas: AST 110 UI/L, ALT 80 UI/L, Fosfatasa alcalina 250 UI/L. La alfa-fetoproteina 1210 ng/ml.

Imagenología: La radiografía de tórax posteroanterior no mostró alteraciones significativas. El USG en plano transverso muestra una alteración localizada, parcialmente definida en el estudio convencional y, en el estudio con medio de contraste, en la fase arterial aparece muy ecogénica en comparación con el parénquima circundante. En la imagen de la Tomografía Axial Computarizada contrastada se muestra una lesión heterogénea localizada al segmento ocho del hígado que refuerza el medio de contraste. La biopsia hepática fue compatible con hepatocarcinoma y esteatosis.

USG Convencional   TAC con medio de contrate.

              Diagnóstico: cirrosis hepática y hepatocarcinoma

                                                                                                   
OPINIÓN DEL EXPERTO
Dr. Luis Martín-Abreu

El Carcinoma Hepatocelular es una neoplasia que ha ido aumentado en su frecuencia representando actualmente hasta el 5 % de todos los cánceres en el mundo y es el sexto cáncer más frecuente. Su relación con la cirrosis hepática es muy estrecha. La cirrosis hepática es un padecimiento crónico y la enfermedad como tal es el factor de riesgo más importante para  cáncer hepático. En el caso que se nos presenta, aun cuando se tiene el antecedente de ingesta importante de alcohol de largo tiempo, no existía evidencia de hepatopatía crónica hasta el inicio del padecimiento actual.

El hepatocarcinoma se ha relacionado con la ingesta crónica de alcohol, la infección por virus de hepatitis C y B,  la diabetes y la obesidad, aunque lo que se conoce como definitivo es su estrecha relación con la cirrosis hepática de cualquier causa.

Para el diagnóstico de hepatocarcinoma, las pruebas de funcionamiento hepático se muestran importantes pero las que más a menudo se alteran son la Bromosulfoftaleína (BSP) y la Fosfatasa Alcalina (FA). La concentración de bilirrubina en el suero suele ser normal si no hay daño hepático acompañante; la 5 nucleotidasa casi siempre está elevada. La demostración de alfa-fetoproteína (AFP) en el suero es útil en el diagnóstico diferencial. Esta proteína normalmente se encuentra en el feto. La ecografía tiene un 80% de sensibilidad y 90% de especificidad. En conjunto, la biopsia, la ecografía, la TAC y la RMN son los de importante ayuda para finar el diagnóstico cuando se cuenta con todos estos auxiliares de diagnósticos  

El carcinoma primario del hígado es más frecuente en los hombres. Se han implicado diversos factores etiológicos; se observa una asociación definida entre la cirrosis y el carcinoma. La cirrosis postnecrótica es la variante que con mayor frecuencia precede al carcinoma hepatocelular.  El tumor se presentan en el 4.5 % de los cirróticos y esta tasa aumenta en los pacientes que tienen hemocromatosis y porfiria. Cualquier tipo de cirrosis puede ser la base de desarrollo del carcinoma hepático, de manera que debe analizarse cualquier proceso antecedente que condicione una cirrosis hepática (infección por el virus de la hepatitis C, alcoholismo, hemocromatosis,  porfiria cutánea tarda, etc)  ya que poseen un mayor riesgo para el desarrollo del tumor.  Además, en caso de infección por el virus de la hepatitis B ni siquiera es necesario que exista cirrosis. Otras hepatitis como la hepatitis A y las hepatopatías que acompañan a ciertos padecimientos infecciosos  agudos no tienen potencial para convertirse en una lesión crónica, por lo que no pueden relacionarse con el cáncer de hígado.

Ya es bien conocido que las aflatoxinas de la especie del hongo Aspergillus flavus tienen efecto carcinogénico y favorecen la aparición del hepatocarcinoma. Este hongo crece sobre granos alimenticios (nuez, arroz, soya, trigo y maíz) cuyo consumo en el sudeste de Asis y en el África subsahariana explica la elevada incidencia del cáncer hepático que es  la primera causa de mortalidad tumoral en el hombre en esas regiones. En los países occidentales, de cada 30 cánceres hepáticos, sólo uno es primario, mientras que en aquellos sitios, predominan los cánceres primarios sobre los metastásicos.