La ciencia y la tecnología al servicio de la persona humana
DR. ROBERTO URIBE ELÍAS
JEFE DEL DEPTO. DE HISTORIA DE LA MEDICINA DE LA FACULTAD DE MEDICINA, UNAM
...Si analizamos los principios éticos aplicados a la vista del hombre y sus creaciones podemos entender que no sólo nos dan el fundamento del hacer, del no hacer y del dejar de hacer, sino que nos dan sobre todo las bases del hacer y del pensar.
Tomando el pensar con la acepción más amplia de reflexionar, analizar, proyectar, aplicar conscientemente y obrar racionalmente, todo ello dentro del principio humanístico que siempre debe guiar nuestras acciones como médicos y como hombres.
Dentro de esa concepción del pensar, se debe centrar el presente y el futuro de la ciencia y de la técnica, ya que el poder proyectar, desarrollar y transformar está dentro de la línea del pensamiento que también parte de conceptualizar. De esta manera, cada acción es ética, ya que el pensamiento está detrás de cada acción y por lo tanto, todo en la vida del hombre, es parte de un proceso ético.
La mediana es una profesión ética. Lo individual y lo social no se desvinculan, por el contrario, la conducta del hombre, del individuo, de la persona humana en la sociedad y la aceptación de ésta para con el hombre y para con todos los individuos, dan el sentido ético de la convivencia humana.
El conocimiento como base fundamental de la ciencia y de la técnica es la plataforma del sentido ético que proyecta a la comunidad, sea ésta científica, intelec-tual, social, gubernamental, religiosa o simplemente humana, y más aún a la comunidad integral que habita nuestros confines, los de este planeta y del espacio exterior, este sentido ético a partir del surgimiento del conocimiento, de los nuevos conocimientos, requiere un profundo y sólido pensar ético.
El conocimiento está ahí; permítaseme parafrasear el pensamiento y la acción creativa de uno de los grandes líderes de la creación en el mundo de la belleza, Miguel Ángel, quien señalaba que él no esculpía las estatuas en los grandes bloques de mármol, sino que tan sólo las descubría; que él, Miguel Ángel, era la mano, la herramienta, el instrumento para mostrar, descubrirla belleza que estaba escondida en la piedra. De igual manera, el conocimiento está ahí, escondido en cada una de las acciones, conductas, materiales, fundones que tenemos y que vemos todos los días, sólo se requiere una decisión, una herramienta apropiada para mostrarlos, descubrirlos; ese conocimiento con el que el hombre está transformando al mundo, y qui^á otros mundos, no debe tener desapego a los principios humanos.
Es por eso que la ciencia aplicada más aún que la ciencia teórica, implica derechos y deberes éticos, es decir, humanos. El empirismo y el reduccionismo han sentado sus reales entre las ciencias, sobre todo las biológicas; la medicina, que resistiéndose aún a ser enteramente ciencia también es captada por estas corrientes, pero guarda dentro de sí el más puro de los secretos, el de la existencia de la vida, la vida humana.
Una de las premisas en las que se ha reforzado la ciencia y la técnica es que los investigadores están libres de emitir juicios de valor, para no interferir en los re-sultados; pero si HEISENBERG, desde la visión de la microfísica opina que los propios instrumentos modifican los datos, ¿qué hemos de decir sobre las grandes decisiones que sobre los hombres y sobre la vida de éstos se tiene, una ve% que se puede influir sobre su proceso?
Ea ciencia libre de valoración no existe. Si nos esforzamos por crear una ciencia donde no pueden hacerse juicios finales, dejaremos de descubrir regiones que están aún por ser descubiertas; pero lo peor, es que nos engañaremos al no tener la posibilidad, quizá deba decir la capacidad, para reflexionar sobre nosotros mismos, establecer síntesis y, por lo tanto, emitir juicios de valor sobre nuestra propia acción. El análisis sin síntesis crea el anti-valor; así como los instrumentos y los métodos son una simple extensión de nosotros mismos, los resultados de nuestras acciones, aunque las llamemos científicas, son parte de nosotros, y como nosotros, tienen un sentido, un valor, una orientación para con los demás y para con nosotros mismos.
La medicina no puede ser neutral, comprendida como ciencia libre de valores para el dominio de la naturaleza y del hombre; por el contrario, las acciones para implementar la salud, vencer a la enfermedad, apoyar la incapacidad, restaurar la invalide%¡ modifi-car la anormalidad, influir sobre la disfunción, restablecer el bienestar, favorecer la calidad de la vida, dependen de factores sociales a demanda y de una compleja interacción de valores éticos.
Las posibilidades actuales de influir sobre funciones, procesos vitales, merced al conocimiento se conjugan con las del conocimiento de avanzada que construye y transforma, pero que también modifica radicalmente el devenir ético-biológico para establecer una nueva realidad.
No será inventando una nueva ética como el pensamiento del hombre podrá salir adelante, por el contrario, con los principios perennes de respeto a la vida y de convivencia fraterna, deberán decidirse de acuerdo con las condicionantes que se tengan que enfrentar.
Ea tradición occidental muestra la necesidad de no olvidar el concepto de humanismo aplicado a todas las actividades que el hombre realiza en su esfera de in-fluencia, y que ya ha extendido más allá de la Tierra y hasta el genoma humano; el respeto a los valores tradicionales asegura el avance quizá un poco más lento, pero más sólido y firme. La fertilización in vitro es un impulso tecnológico pero no podemos aceptar su extensión a la de ser una fábrica de bebés.
CHAVUNDUKA, sociólogo de Zimbawe, alerta sobre los peligros de incorporar tecnología de manera abierta sin cuidar las tradiciones, creencias y valores de una sociedad, transformando los núcleos de poder y el núcleo de la comunidad en elementos disruptores del equilibrio social. La tecnología debe ser adaptada a las necesidades humanas y debe ser compatible con el contexto sociocultural, la conducta y las aspiraciones de los individuos integrantes de esa comunidad.
El liderazgo que un científico puede ejercer para orientar a la comunidad en general, no debe desvirtuar los principios éticos sobre los que la sociedad se sustenta y que son el resultado de la interacción del conocí miento, la tradición, las necesidades y el respeto a las metas humanistas comunes.
De ahí la responsabilidad del médico-científico que pueda orientar a la comunidad y a sus gobernantes e influir en las aspiraciones del pueblo; la condición humana debe ser modulada por el conocimiento, y quien es responsable de esta acción es el científico.
ha tecnología es innovación, pero innovar en sí mismo, sin racionalidad ética, desvirtúa el sentido de progreso. La tecnología genera dilemas legales y éticos; dediquemos esfuerzos comparables a su estudio y resolución para mostrar que los avances tecnológicos son dignos de nuestra especie y que no por ellos estamos dis-puestos a desvirtuar nuestra propia esencia humana.
LA larga lista de avances tecnológicos en medicina es de por sí impresionante, pero si bien han significado una transformación en las expectativas de vida y bienestar y de la propia mediana, no puede ser que cambien la esencia del hombre para convertirlo en un técnico manipulador del carácter biológico o en un individuo- máquina susceptible de ser enajenado es decir, perder su calidad de persona humaba).
Los avances deben ser valuados bajo principios éticos para no desvirtuar la calidad de los hechos y sus resultados; si en este momento se cuestiona el empleo de monos para el desarrollo de vacunas, qué se podrá decir de la necesidad de contar con bancos de tejidos “utilizables” para las nuevas técnicas de implantes que requieren “cultivo de seres humanos”.
Desearía concluir señalando que no pretendo que se detenga el avance de la ciencia y la tecnología, deseo que éste se haga por la vía de un sólido y ético cambio, con la transformación del hombre para su beneficio, evitando el deterioro de la especie humana en aras de avances ilusorios que conllevarían su deterioro moral y físico, al no tomar en cuenta su calidad humana en el contexto de su sociedad y de su tiempo; la visión integralista debe ser el sustento para el progreso humano, a través de la ciencia, la tecnología y el pensamiento del hombre; todo para su beneficio y permanencia...