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La Tuberculosis de Laënnec

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Rene Theophile Hyacinthe Laënnec (1781-1826) o simplemente Laennec, como se muestra casi siempre en nuestro ámbito, es apreciado en la historia de la medicina como uno de los principales maestros del diagnóstico clínico. Se le reconoce principalmente, por ser el inventor del estetoscopio, ese instrumento tan familiar, que en ocasiones ha tenido una esencia mítica, sobre todo, cuando como un talismán cuelga del cuello y se convierte en un símbolo de tanta fuerza, que es capaz de identificar en cualquier parte del mundo al médico y a su buena labor. También se ha ganado el lugar de ser símbolo por antonomasia de los internistas, como el bisturí lo es para los cirujanos. Es accesorio imprescindible para la práctica médica, y ha conseguido lidiar con el tiempo como algo indefectible. Todo ello, a pesar de los agigantados adelantos tecnológicos que en la actualidad nunca encontrarán, por el momento, cómo suplir lo que se obtiene con un buen examen físico, y lo que se razona y orienta por medio de un «simple estetoscopio».
 

¿Cómo Laennec logró inventar el estetoscopio? Durante una mañana fría de septiembre de 1816, mientras caminaba por el patio del Palacio del Louvre, en París, Laennec se detuvo a observar como dos niños jugaban con un pedazo largo de manera. Uno de ellos se colocaba un extremo del madero junto al oído, y se abstraía mientras escuchaba las señales amplificadas que su compañero le trasmitía al raspar la pieza de madera con una clavija. Tenía el médico francés 35 años de edad, cuando quedó representada en su memoria la grata imagen del juego de estos dos infantes.
 

Después de esta breve introducción, estamos precisados de exponer aspectos de la vida de este afamado médico francés. Nació el 17 de febrero de 1781 en Quimper, una localidad de Britania, Francia. Fue el mayor de tres hermanos y tenía 5 años de edad cuando quedó huérfano de madre. Se alega que ella murió de tuberculosis a los 32 años de edad. Su padre, abogado de profesión, no podía asumir su custodia, por lo que pasó a la protección de Abbé Laënnec, un tío abuelo. Desde niño sufrió por una salud muy quebrantada. Padecía de fatigas, estados febriles frecuentes y se ha llegado a la conclusión de que también era asmático. En 1824, dos años antes de morir tempranamente -a los 45 años de edad-, se casó con una de sus primas, Jaquette Guichard. Ella salió embarazada pero abortó y con ello, la posibilidad de tener una descendencia. Pudo ser este un hecho que contribuyó adicionalmente al deterioro vertiginoso de la salud de Laennec. Los síntomas apuntaban al diagnóstico de tuberculosis, una enfermedad que posibleme te la haya contraído en 1803, cuando se hizo una herida en las manos durante la autopsia de un cadáver con enfermedad de Pott. En mayo de 1826, la fiebre, la tos productiva y la dificultad respiratoria lo forzaron a retornar a Britania, donde pretendía que el clima de la región lo ayudara a recuperarse. Durante el último mes de su vida, contó con la asistencia de un sobrino llamado Mériadec. A él pedía que le describiera todo lo que oía durante la auscultación de su tórax. Los hallazgos le eran signos muy conocidos, y sabía que el pronóstico no era el mejor. Por medio de su propio invento, supo que no podía escapar de la muerte y de la ironía que la vida le había deparado una enfermedad a la que tanto tiempo le había dedicado. Murió el 13 de agosto de 1826 en Kerlouanec. Poco antes de fallecer, le había donado al sobrino que lo había auxiliado, su estetoscopio, todos sus documentos científicos, su reloj de pulsera y su anillo, y con estas palabras profesó, «por encima de todas las cosas, mi estetoscopio, que es la mejor parte de mi patrimonio».           
 

Referencia: (Tomado de: Dr. C. Julio César Hernández Perera. CIMEQ » Epónimos. «Laënnec, el invento del estetoscopio     (infomed) (Google)

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