La sífilis de Lenin
Vladímir Ilich Lenin nació en la ciudad de Simbirsk en abril de 1870, falleció en la de Gorki Leninskiye el 21 de enero de 1924.
En 1918, Lenin fue baleado recibiendo dos tiros, que impactaron en el cuello y en un pulmón. Los médicos decidieron que era demasiado peligroso extraer las balas. Lenin se recuperó, pero su salud se resintió al sumarse al estrés de la revolución y la guerra. En 1922, tuvo un primer accidente vascular cerebral donde quedó parcialmente hemipléjico (en su lado derecho) y su papel en el gobierno declinó. Un segundo infarto en diciembre del mismo año, lo obligó a retirarse de la actividad política. En 1923, un tercer infarto lo dejó sin posibilidad de hablar.
Lenin murió el 21 de enero de 1924 a la edad de 53 años. Tras su muerte se originaron rumores de que sufría la sífilis. La causa oficial que se dio sobre su muerte fue un cuarto infarto cerebral pero de los 27 médicos que le trataron, sólo ocho firmaron las conclusiones de la autopsia. De esta forma se dio pie para que surgieran otras teorías sobre su muerte. Por ejemplo, un análisis postmortem hecho por dos psiquiatras y un neurólogo, recientemente publicado en la Revista Europea de Neurología, afirma demostrar que Lenin murió realmente de sífilis.
Se menciona que desde 1896 fue tratado de sífilis. También se menciona que al patólogo a cargo de la autopsia, se le ordenó probar que Lenin no murió de sífilis, pero aun cuando no mencionó la sífilis en la autopsia, sí citó el daño vascular, la parálisis y otras incapacitaciones típicas de la sífilis. En una segunda publicación del informe de la autopsia, ninguno de los órganos, arterias principales o áreas del cerebro usualmente afectadas por la sífilis eran citadas aunque no se menciona la existencia de lesiones externas que habitualmente acompañan las últimas fases del padecimiento Es sabido que en 1923, Lenin fue tratado con arsénico, y yoduro de potasio, drogas utilizadas típicamente entonces en el tratamiento de esta enfermedad.
Lenin durante su enfermedad en 1923.
Aunque probablemente Lenin sí tuvo la sífilis, también la tenía por entonces una considerable parte de la población rusa de la época. También es cierto que no tenía las lesiones visibles en su cuerpo que acompañan a las últimas fases de la enfermedad. Leon Trotski, en uno de sus libros, acusa a Stalin de ser gestor del envenenamiento de Lenin por intermedio de un tal Génrij Yagoda. Hasta la fecha no hay pruebas que respalden la sospecha de Trotski pero existe el antecedente de que tras su primer infarto.