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Enrico Caruso, un error médico

Enrico Caruso fue un fumador empedernido y su muerte posiblemente fue consecuencia del tabaquismo, por lo menos en parte. Fumaba dos paquetes de cigarrillos egipcios al día, Según su biógrafo Francis Robinson, antes de ir a escena hacía inhalaciones y luego aspiraba un rapé sueco para aclarar la nariz, seguido de gárgaras de agua con sal y un traguito de whisky escocés. Como buen fumador tosía para expulsar flemas. El día en el que "cogió un resfrío" en el Central Park su tos se agravó pero su médico dictaminó que se encontraba bien para cantar Plagiacci el 8 de diciembre. Fumó un cigarrillo inmediatamente antes de subir a escena, pero su voz se quebró en "Vesti la Giubba" y tambaleante salió del escenario para caer desfallecido en brazos de su gran amigo Bruno Zirato.

En su camerino, semi-inconsciente, se quejaba de fuerte dolor en el costado. Su médico, el doctor Horwitz, por quien la esposa Dorothy manifestaba desconfianza, diagnosticó una "neuralgia intercostal", le vendó el hemitórax izquierdo y le permitió continuar con el acto segundo. Al caer la cortina la audiencia le prodigó un aplauso comprensivo. En la noche del 11 de diciembre se presentó en la Academia de Música de Brooklyn con L’Elisir. A las 7:45, ya vestido como Nemorino, experimentó un fuerte acceso de tos y observó, con gran preocupación, que manchaba con sangre el lavamanos. Este fue, aparentemente, su primer episodio de hemoptisis.
A pesar de los ruegos de su esposa, insistió en subir al escenario. Tuvo tos en el primer acto, y la audiencia se horrorizó al ver sangre en la vestimenta de Nemorino. Continuó cantando, pero su boca se llenaba de sangre. En los intervalos se secaba con toallas que quedaban ensangrentadas. Fue examinado por el doctor Horwitz en el camerino, quien opinó que la sangre provenía de una pequeña vena rota en la base de la lengua. Una vez que la hemorragia cedió, se levantó y declaró que continuaría con el acto segundo. Aún así, pese al dolor y a la sangre, previendo un desenlace fatal, no quiere retirarse sin cantar de nuevo en el Metropolitan, como despedida de su público. De esta manera realizará su última actuación la víspera de la Navidad de 1920.

Al día siguiente, el 25 de diciembre, cuando él y su esposa entregarían presentes navideños, de nuevo tuvo un fuerte dolor torácico que lo doblegaba en el baño. Por supuesto, el doctor Horwitz no pudo ser hallado, y Caruso fue examinado por un distinguido internista de Nueva York, el doctor Evan Evans, quien diagnosticó pleuresía y probablemente neumonía. Según Prichard, se cultivó un neumococo en el laboratorio de la Universidad de Columbia. Tres días después presentó disnea y cianosis, y uno de sus médicos, el doctor Antonio Stella, practicó una toracentesis. Con ello se inició una serie de operaciones para drenar colecciones pleurales purulentas, por el doctor John F. Erdman, profesor de cirugía de la Universidad de Columbia, quien el 12 de febrero lo sometió a una toracotomía, resecando un segmento de costilla. El paciente se encuentra muy grave, pero en forma increíble, comienza a mejorar y en abril, inicia los preparativos para viajar a Italia a fin de recuperarse. Llega a Italia en junio, donde se restablece cobra un aspecto aceptable, al punto que hasta en una ocasión cantó en privado, lo que lo entusiasmó, pero en ese mismo mes de julio, se presenta de nuevo el dolor torácico y la fiebre; se diagnostica además un absceso del riñón izquierdo que hubiera requerido de ser intervenido quirúrgicamente pero su estado general no lo permite. Fallece el martes 2 de agosto de 1921, a los 48 años de edad.
Referencia: Muerte De Enrico Caruso, Historia De Un Error Médico. Dr. Gerardo de la Llera Domínguez Facultad de Ciencias Médicas “General Calixto García”. La Habana, Cuba.


Enrico Caruso fue un fumador empedernido y su muerte posiblemente fue consecuencia del tabaquismo, por lo menos en parte. Fumaba dos paquetes de cigarrillos egipcios al día, Según su biógrafo Francis Robinson, antes de ir a escena hacía inhalaciones y luego aspiraba un rapé sueco para aclarar la nariz, seguido de gárgaras de agua con sal y un traguito de whisky escocés. Como buen fumador tosía para expulsar flemas. El día en el que "cogió un resfrío" en el Central Park su tos se agravó pero su médico dictaminó que se encontraba bien para cantar Plagiacci el 8 de diciembre. Fumó un cigarrillo inmediatamente antes de subir a escena, pero su voz se quebró en "Vesti la Giubba" y tambaleante salió del escenario para caer desfallecido en brazos de su gran amigo Bruno Zirato.

En su camerino, semi-inconsciente, se quejaba de fuerte dolor en el costado. Su médico, el doctor Horwitz, por quien la esposa Dorothy manifestaba desconfianza, diagnosticó una "neuralgia intercostal", le vendó el hemitórax izquierdo y le permitió continuar con el acto segundo. Al caer la cortina la audiencia le prodigó un aplauso comprensivo. En la noche del 11 de diciembre se presentó en la Academia de Música de Brooklyn con L’Elisir. A las 7:45, ya vestido como Nemorino, experimentó un fuerte acceso de tos y observó, con gran preocupación, que manchaba con sangre el lavamanos. Este fue, aparentemente, su primer episodio de hemoptisis.
A pesar de los ruegos de su esposa, insistió en subir al escenario. Tuvo tos en el primer acto, y la audiencia se horrorizó al ver sangre en la vestimenta de Nemorino. Continuó cantando, pero su boca se llenaba de sangre. En los intervalos se secaba con toallas que quedaban ensangrentadas. Fue examinado por el doctor Horwitz en el camerino, quien opinó que la sangre provenía de una pequeña vena rota en la base de la lengua. Una vez que la hemorragia cedió, se levantó y declaró que continuaría con el acto segundo. Aún así, pese al dolor y a la sangre, previendo un desenlace fatal, no quiere retirarse sin cantar de nuevo en el Metropolitan, como despedida de su público. De esta manera realizará su última actuación la víspera de la Navidad de 1920.

Al día siguiente, el 25 de diciembre, cuando él y su esposa entregarían presentes navideños, de nuevo tuvo un fuerte dolor torácico que lo doblegaba en el baño. Por supuesto, el doctor Horwitz no pudo ser hallado, y Caruso fue examinado por un distinguido internista de Nueva York, el doctor Evan Evans, quien diagnosticó pleuresía y probablemente neumonía. Según Prichard, se cultivó un neumococo en el laboratorio de la Universidad de Columbia. Tres días después presentó disnea y cianosis, y uno de sus médicos, el doctor Antonio Stella, practicó una toracentesis. Con ello se inició una serie de operaciones para drenar colecciones pleurales purulentas, por el doctor John F. Erdman, profesor de cirugía de la Universidad de Columbia, quien el 12 de febrero lo sometió a una toracotomía, resecando un segmento de costilla. El paciente se encuentra muy grave, pero en forma increíble, comienza a mejorar y en abril, inicia los preparativos para viajar a Italia a fin de recuperarse. Llega a Italia en junio, donde se restablece cobra un aspecto aceptable, al punto que hasta en una ocasión cantó en privado, lo que lo entusiasmó, pero en ese mismo mes de julio, se presenta de nuevo el dolor torácico y la fiebre; se diagnostica además un absceso del riñón izquierdo que hubiera requerido de ser intervenido quirúrgicamente pero su estado general no lo permite. Fallece el martes 2 de agosto de 1921, a los 48 años de edad.

Referencia: Muerte De Enrico Caruso, Historia De Un Error Médico. Dr. Gerardo de la Llera Domínguez Facultad de Ciencias Médicas “General Calixto García”. La Habana, Cuba.