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Con relación al tema de ACTITUD DEL MÉDICO, anexo algunas re­flexiones de médicos relevantes de nuestro tiempo :

Consideraciones acerca del paradigma médico dominante

Dr. Federico Ortiz Quezada
PROFESOR DE HISTORIA Y FILOSOFÍA DE LA MEDICINA.FACULTAD DE MEDICINA, UNAM, MÉXICO

La medicina, entendida como acto de curar, posee uno de los discursos más antiguos. Lo ejercieron las sociedades primitivas como resultado de la magia; estuvo presente en el nacimiento del pensamiento griego, junto con el arte; emergió de las universidades medievales como una disciplina independiente, con la misma categoría que el derecho, la teología o la filosofía, pero a diferencia de las anteriores fue la única que desarrolló una conexión estable con la ciencia y la tecnología.

Esta vinculación con la ciencia nos explica el acelerado avance de la medicina que hoy presenciamos; fenómeno que surge, sobre todo, a partir del siglo XIX, época en que el pensamiento médico se apoyó en la búsqueda de un método científico positivo. HERÍAN HELMHOUZ, médico y científico notable d aquella época, declaró con énfasis “...o la medicina se hace ciencia natural o no será nada". CLAUDE BERNARD, padre de la fisiología experimental, afirmó que “...os sistemas no existen en la naturaleza, sino únicamente en la mente de los hombres”. De esa manera los médicos decimonónicos, afianzados en el positivismo —mentalidad dominante en aquélla época—> en la dualidad mente-cuerpo, en la experimentación biológica, en la interpretación del hecho, terminaron por desarrollar un biologicismo a ultranza. Lenta, pero progresiva-mente, la mirada médica se dirigió exclusivamente al hecho concreto, verificable, mensurable, separándose de la filosofía, de las ciencias sociales y del arte. Es decir, se dirigió exclusivamente al basamento biológico del hombre y descuidó los aspectos culturales y espirituales del mismo. Tal es el paradigma que asumió el médico, mismo que determinó su visión del mundo y de la vida.

La medicina acentuó paulatinamente esa tendencia. Al respecto, es muy elocuente lo que afirma uno de los fundadores del pensamiento médico aún vigente, CLAUDE BERNARD: “El médico se ve con frecuencia obligado a tener en cuenta en sus tratamientos eso que llaman influencia de lo moral sobre lo físico, y por consiguiente... una multitud de consideraciones que nada tiene que ver con la ciencia Hombre entendido como biología, como maquinaria viviente. La separación de los dioses y los demonios que sustentaban la explicación irracional de la enfermedad condujo a la aparición de una mediana racional, orientada hacia una actividad científica o técnica; pero la exclusión de lo humano en la génesis de la enfermedad desvió nuestra disciplina hada un terreno excesivamente orgánico.

Este distanciamiento consecuencia del dualismo cartesiano, del positivismo, del materialismo biológico y otros, ha determinado la práctica médica actual, de tal forma que en las postrimerías del siglo XX aún no se ha llevado a cabo la anexión, al cuerpo teórico de la medicina, de los descubrimientos psicológicos y los aspectos sociales, culturales o económicos que determinan y modelan la enfermedad y la práctica del médico. Alas aún, la medicina se separó del pensamiento filosófico y por lo mismo carece de una teoría del hombre. La metodología médica, así concebida, se basa en la dualidad espíritu-materia y en la fragmentación del cuerpo. Tanto así que una disciplina reputada como humanista no posee un concepto integral de lo humano; orienta sus conocimientos a un cuerpo artificialmente fragmentado y concebido exclusivamente en su dimensión biológica. Cuerpo animalizado, hombre-máquina.

No intento menospreciar los éxitos de la medicina moderna, porque estoy firmemente convencido de las ventajas y logros del pensamiento médico racional ba-sado en el método científico. Sin embargo, considero que gradas a las aportaciones que el propio modelo médico ha proporcionado, ha llegado el momento de iniciar un cambio cualitativo, tanto en la teoría como en la práctica de la medicina. Esto debe ta! vez a que hoy ingresamos en el periodo sintético que sigue al analítico; la reflexión de lo abstracto que sigue al conocimiento de lo concreto. La medicina fincó su avance en el conocimiento parcelario de lo biológico y, hoy lo sabemos —los modernos teóricos de la física nos lo han enseñado—■, cada cosa en el universo depende esencialmente del todo. Es imposible continuar nuestro avance o llegar a una solución investigando partes ais-ladas de un problema; la medicina requiere el estudio de la totalidad.

Las experiencias de la historia, la filosofía y la ciencia han mostrado que, así como no existe generación espontánea en biología, tampoco la hay en el conocimiento. Los procedimientos que habitualmente se realizan para profundizar en una disciplina (refutación, análisis, sistematizaron, acumulación, integración de las ideas, de los conocimientos y de las experiencias anteriores) nos permiten establecer nuevos conceptos; en este sentido, el aporte científico precedente permite el avance del subsecuente. Así avanza la ciencia médica, “.. por acumulación progresiva de ideas y de hechos que se van adaptando a los nuevos descubrimientos y a los conceptos desarrollados a partir de ellos, sin abandonar por completo las ideas y las observaciones anteriores”.

Con esto quiero enfatizar que no debe negarse o menospreciarse el valor de los adelantos científicos habidos a lo largo de la historia, etapas necesarias para conocerla entidad morbosa. Tal es el caso del positivismo, que permitió conocerlo patológico en detalle—en lo biológico, en lo mensurable— y posibilitó —estamos se-guros de que seguirá haciéndolo— el avance de la cien- da como la conocemos hoy día.

Señalé antes que el conocimiento científico es un proceso dialéctico... a un período analítico corresponde uno sintético. De acuerdo con lo anterior, es posible prever que al período biologicista, de concepciones limitadas y reduccionista, acrítico, lo sucederá una visión filosófica humanista,  científica, reflexiva, ampliada del hombre y de su modo humano de enfermar. Es posible anticipar la aparición de un nuevo paradigma que, sin perder los beneficios de lo obtenido, incorpore a la teoría y la práctica médicas los descubrimientos, en el terreno de las humanidades y de las ciencias afines que tanta falta hacen a la mediana para convertirla en una disciplina humanista y científica a la ve% Por ejemplo, la práctica médica, después de haber pasado durante el último siglo por un período de fragmentación —creación de especialidades—> tendrá que evolucionar hasta integrar los fragmentos en que se dividió. Es de esperarse un período de totalización del conjunto, de recomposición y fundición, que obedezca a la creación de nuevos modelos del conocimiento.

Nuestro objetivo consiste en aportar elementos, conceptos y categorías del saber médico, necesarios para el progreso de la medicina en el terreno científico, filosófico y humanista. Necesidad que surge del reconocimiento universal acerca del agotamiento del modelo médico - hegemónico que ha prevalecido hasta hoy, el cual revela graves insuficiencias expresadas en la escasa cientificidad de muchos procedimientos médicos; en la deshumanización de los profesionales que ejercen esta disciplina; en la insatisfacción de prestadores y consumidores del servicio; en la ausencia de controles de calidad en la práctica médica; en el elevado costo de la medicina, que supera con mucho los índices inflacionarios y en una organización médica que en la actualidad proporciona una atención inoportuna, inequitativa e ineficiente a la población. Todas estas deficiencias están estrechamente interrelacionadas; tienen la misma causa ya que obedecen a la obsolescencia del paradigma que ha conformado la teoría y la práctica de la mediana hasta hoy.

Es posible afirmar que la medicina es arte y ciencia a la vez,' saber socialmente necesario que no pertenece a nadie en particular y constituye un bien común de la humanidad. Como señaló recientemente EDMUND PELLEGRINO director del Instituto de Ética y profesor de medicina y humanidades del Centro Médico de la Universidad de Georgetown: “La mediana es la más humana de las artes, la más artística de las cien-cias y la más científica de las humanidades”. Este es el sentido que deberemos darle a un nuevo paradigma médico... saber, práctica y vocación...

 Por humanismo nos referimos a un pensamiento filosófico renacentista que, a diferencia de los conceptos anteriores, coloca en el centro de su interés al hombre con categorías, clasificaciones, metodología, propósitos, etc., que son los propios.